Las contracturas en el cuello son una de las molestias musculares más comunes, causadas principalmente por hábitos de vida como pasar muchas horas frente al ordenador, mantener una mala postura o acumular tensión emocional. Aunque no representan un problema grave de salud, pueden afectar significativamente la calidad de vida, provocando dolor, rigidez y limitación de movimiento. Descubre por qué aparecen y cómo prevenirlas.
Contracturas del cuello: síntomas
Las contracturas del cuello son un problema frecuente con una mezcla de síntomas que afectan a la calidad de vida de quienes las padecen, y que pueden variar en intensidad y duración dependiendo de la causa y la contractura:
- Dolor en el cuello intenso, que se agrava con el movimiento.
- Rigidez que limita la movilidad.
- Dolor que puede extenderse a hombros, la parte superior de la espalda o incluso a los brazos y la cabeza, causando cefaleas localizadas.
- Dolor de cabeza, principalmente en la base del cráneo o la frente alrededor de los ojos.
- Sensibilidad y dolor en la musculatura del cuello.
- Sensación de hormigueo, calambres o adormecimiento en brazos y manos.
- En algunos casos poco comunes, náuseas o debilidad muscular en manos y brazos.
¿Cómo podemos aliviar las contracturas?
- Calor: Podemos aplicar calor para aliviar la molestia con una manta eléctrica o una bolsa de agua caliente. Este calor ayuda a mejorar y relajar la musculatura, además de mejorar la circulación.
- Estiramientos: Realiza movimientos de cabeza suaves y lentos hacia los lados, de detrás hacia adelante, y sobre todo sin forzar. Esto puede mejorar y favorecer la movilidad.
- Descanso: Para prevenir la rigidez, es aconsejable combinar el reposo con movimientos suaves y, sobre todo, evitar la inmovilización completa.
- Hábitos saludables: En lo que a posturas se refiere, por ejemplo, a la hora de trabajar, es muy importante la postura que tenemos frente al escritorio, la altura de la pantalla o incluso la postura al dormir.
Medicamentos que te pueden ayudar
En muchos casos, aunque intentemos corregir la postura, el dolor ya está instaurado y, llegados a este momento, es complicado que se vaya solo corrigiendo la postura. Sí que es cierto que los hábitos como los estiramientos, mencionados anteriormente, pueden ayudar a descontracturar el músculo, pero también podemos ayudarnos de pomadas y geles antiinflamatorios que alivien el dolor en el momento, como cremas o geles.
- Voltadol: Es un gel que contiene diclofenaco para aliviar el dolor localizado e inflamación cuando es un dolor leve y ocasional, como contracturas, dolor de espalda ocasional o un esguince leve. En casos más graves o más duraderos debemos consultar con un médico para que valore la situación.
- Voltador Forte: Es otro gel como el anterior, solo que la concentración de diclofenaco es mayor. Para dolores ocasionales, pero algo más fuertes. Además, tiene un efecto prolongado, por lo que solo necesitaríamos aplicarlo dos veces al día.
Ambos se aplicarían únicamente en la zona a tratar para conseguir un efecto localizado, y acompañado de un masaje para potenciar su absorción y efecto.
Precauciones con las contracturas de cuello
Aunque este tipo de dolor, una contractura por una mala postura, puede mejorar en pocos días o cuando apliquemos alguno de los productos o tácticas mencionadas, es importante saber cuándo acudir al médico:
- Si el dolor se mantiene durante más de una semana.
- Si el dolor se irradia hacia la zona del brazo o mano.
- Si se intensifica o se acompaña de fiebre, mareo o pérdida de fuerza.
Pero en resumen, si se trata de un dolor muscular por una mala postura, lo más importante es que tomemos medidas adecuadas para evitar que aparezcan de forma recurrente.






























