Esta es, posiblemente, la etapa en la que nuestro cuerpo y nuestra piel experimenten más cambios. Aparición de granitos, estrías, rojeces, sequedad, urticaria... ¿No sabes qué rutina seguir? Te contamos todo acerca del cuidado de la piel durante el embarazo ¡Sigue leyendo!
Aunque en el embarazo, prácticamente todos los productos son aptos y no agresivos para la madre y el feto, hay algunos que no son nada recomendables aplicarlos en esta época en la que nuestra piel nos pide a gritos más cuidados. Te contamos cuáles son.
Activos no recomendados en el embarazo
Como os comentábamos, aunque los cosméticos no llegan a penetrar hasta las capas más internas de la piel ni al torrente sanguíneo (aquí es donde entra en juego la salud del feto) hay algunos activos que no deberíamos aplicar en estos meses como aquellos liposolubles.
¿El motivo? Los liposolubles tienen mayor capacidad de penetración, pueden llegar a irritar o dañar la barrera cutánea y ser dañinos para el feto (en el caso en el que lleguen hasta él).
Y... ¡Como más vale prevenir que curar! Es mejor que en este periodo evitemos ácido salicílico y derivados, aunque es cierto que normalmente su composición es mínima (2%) y es un porcentaje seguro, derivados de la Vitamina A, como ácido retinoico o retinol y la cafeína (es muy estimulante y podría llegar hasta nuestro torrente sanguíneo).
Piel durante el embarazo: consejos y cuidados
Usar protección solar a diario (esto lo podríamos trasladar también a no embarazadas), antioxidantes y productos que respeten la función barrera de la piel, son algunas de nuestras recomendaciones para el cuidado de la piel durante el embarazo.
Con el SPF alto evitaremos la aparición de manchas, recordemos que estas son muy comunes en esta época debido al desajuste hormonal y con los antioxidantes, neutralizaremos a los radicales libres y protegeremos nuestra piel de sus efectos (arrugas, pérdida de elasticidad, de luminosidad...)
¿Y si no paran de salirme granitos? ¡Que no cunda el pánico! En ese caso, puedes usar exfoliante una vez por semana, eso sí, con productos que sean suaves y nada agresivos para nuestra piel (durante el embarazo está más sensible de lo normal) y combinarlo con mascarilla calmante e hidratante. Así conseguiremos prevenir la deshidratación y la aparición de rojeces.
Eso sí, siempre cada cambio que hagamos en nuestra rutina que esté supervisado por nuestro dermatólogo. Como se suele decir; cada piel es un mundo, de ahí a que cada una necesite un tratamiento específico. Lo que si está claro, es que todas necesitan cuidados... ¡Y nuestro bebé también!
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