Uno de las principales acciones que podemos realizar sobre nuestro organismo para prevenir enfermedades y mantener nuestro estado de salud es la higiene. Somos muy limpios, y a veces en exceso, con muchas zonas de nuestro cuerpo, pero en ocasiones dejamos de lado muchas otras.
En esta nueva entrada de blog vamos a tratar la higiene facial. Hay muchos productos en el mercado para la higiene facial. La piel de nuestra cara necesita ser limpiada de los restos de polución del ambiente, de nuestras manos cuando nos la tocamos, de grasa que nuestro propio cuerpo produce y es muy importante mantener su pH para el óptimo estado de bienestar de ésta. Para verlo más claramente os voy a poner un ejemplo: los comedones (espinillas) son el producto de la oxidación de grasa de nuestra piel, es decir, eso negro que vemos no es más que suciedad.
Según nuestro tipo de piel tenemos un limpiador específico. Vamos por pasos:
1.- Limpieza
Para pieles con tendencia a la sequedad lo mejor es una leche limpiadora, que apliquemos sobre un disco y extendamos por toda la superficie del rostro. No es necesario el aclarado ya que el agua es el principal factor que hace que nuestra piel se deshidrate. Mientras el algodón salga sucio, implica suciedad.
Para pieles normales o con tendencia a la grasa es mejor usar un jabon específico que respete nuestro pH y seborregulador en algunos casos para respetar la grasa de nuestra piel. Tras un aclarado nuestra piel queda libre de impurezas. Effaclar es un buen producto de limpieza sobre todo para pieles acnéicas, con aclarado. Otro producto de limpieza sobre todo para pieles sensibles es el jabón de Vichy Pureté Thermale gel limpiador, que con su frasco dosificador es muy cómodo para tener en la ducha.
2-. Solución micelar
Sirven para una limpieza más exhaustiva de nuestra piel. Unifica el pH y arrastra más en profundidad las impurezas debido a que está formado por una serie de partículas que son capaces de atraer en su interior los restos de polución y suciedad que se concentran en la superficie de la piel.
3.- Exfoliantes
Cuando tenemos la piel limpia de suciedad es importante también limpiarla de células muertas y eso se consigue con productos exfoliantes que hacen un barrido mecánico de las células, las cuáles ya no sirven a nuestro organismo y hacen un efecto barrera con el producto que nos pongamos después. Es importante exfoliar sólo cuando la piel está sana, ya que si hay alguna lesión de tipo acnéica, por ejemplo, no es recomendable exfoliar puesto que se extiende la infección. La pauta de exfoliación adecuada es una vez por semana para pieles normales/mixtas y una vez cada 15 días para pieles secas. Un producto de este tipo que me gusta mucho es el de Martiderm crema exfoliante facial.
Hay muchos productos que actúan como desmaquillantes y limpiadores a la vez, en estos casos se recomienda realizar una primera acción desmaquillante y repetir el proceso para una óptima limpieza. Bioderma tiene una gama amplia de aguas micelares que según la patología están indicadas para distintos tipos de piel. Se usan tanto para limpiar como para desmaquillar, y en algunos casos incluso para calmar. Como Sensibio H2O AR, que se utiliza para pieles con rosácea cuperosis. Calma la piel a la vez que limpia y desmaquilla.
OJOS
Los jabones y leches limpiadoras por ejemplo, no son aptos para el desmaquillaje y limpieza de los ojos. La mayoría de las aguas micelares de bioderma si que se pueden usar en rostro y ojos, pero hay una serie de productos específicos para el desmaquillaje de los ojos. Me gusta mucho el desmaquillante de ojos bifásico de vichy. En el producto se ven dos fases separadas pero al mezclarlas crean una solución limpiadora apta para ojos sensibles y para maquillaje resistente al agua.
Hay que crear una rutina de limpieza diaria mañana y noche (aun si no nos maquillamos) y hacerla tan habitual como el cepillado de dientes, incluso creando esta rutina en los más pequeños, siempre con productos asociados a su edad, se establecería el hábito para cuando aparezca el acné juvenil. Espero haberos servido de ayuda para aclarar la necesidad de higiene de nuestra cara.