Mantener relaciones sexuales aporta muchos beneficios al organismo como mejorar la salud cardiovascular, la fertilidad, el sistema inmune o el estado de ánimo, por ejemplo. Sin embargo, esta práctica también es la causante de enfermedades de transmisión sexual. Entre ellas, la candidiasis o el virus del papiloma humano, también conocido por sus siglas VPH.
Por lo general, este virus es inofensivo y, bajo tratamiento o incluso sin él, puede desaparecer. Aunque es también el responsable de la aparición de verrugas genitales e incluso de desarrollar un cáncer (de ano, de vagina, de vulva, de pene, de cuello uterino o de garganta), conocido como VPH de alto riesgo. EL VPH es un grupo de más de 100 virus, de alto y de bajo riesgo, los cuales difieren según el tipo de superficie que afecte, ya que unos afectan a la piel y otros a las mucosas. Ente los de alto riesgo, los más frecuentes son el 16 y 18, asociados al cáncer de cervix (cáncer de cuello uterino) y lesiones preneoplásticas (lesiones que si no son tratadas correctamente pueden desembocar en un cáncer). Mientras que el 6 y 11, son de bajo riesgo y se asocian a condilomas (verruga genital).
La infección del VPH
La infección del VPH se produce por microtraumatismos, por lo que el preservativo no elimina el riesgo al 100%, ya que solo protege la zona que cubre. Si que es cierto que en la mayoría de los casos evoluciona hacia la curación, pero en un 1% tienen infección clínica. Con respecto a cómo tiene lugar la infección, el virus se contrae mediante el contacto piel con piel, siendo más fácil en las relaciones con penetración vaginal o anal, aunque este acto no es necesario para la transmisión. Por el contrario, el VPH no se contagia por los asientos de los inodoros, por compartir utensilios de cocina como vasos o cubiertos, ni por bañarse en piscinas. El VPH también cuenta con asociados a esta infección, como la promiscuidad (o compañeros sexuales promiscuos), el tabaco, la gestación o la inmunosupresión (quimio, VIH, tratamiento con corticoides...).
El VPH en mujeres
El virus del papiloma humano (VPH) es una infección de transmisión sexual común que puede causar verrugas genitales y, en algunos casos, cáncer en mujeres. La mayoría de las personas infectadas no presentan síntomas, pero los tipos de VPH de alto riesgo pueden provocar cáncer de cuello uterino, vulva, garganta o ano. Es importante realizarse pruebas de detección regulares, como el Papanicolaou, ya que el VPH de alto riesgo no suele presentar síntomas. La vacunación contra el VPH es la mejor forma de prevención, y se recomienda a mujeres de 21 a 29 años hacerse la prueba de Papanicolaou, y a mujeres de 30 a 65 años hacerse pruebas de Papanicolaou combinadas con pruebas de VPH. El VPH se propaga principalmente a través del contacto sexual, y aunque no tiene cura, existen vacunas y tratamientos para sus efectos, como las verrugas genitales. Las consecuencias del VPH en las mujeres se dividen en lesiones benignas, como las verrugas genitales, y lesiones malignas o cancerosas, que pueden incluir cáncer de cuello uterino, vulva, garganta o ano. La detección temprana a través de pruebas como el Papanicolaou es fundamental, ya que el tratamiento de las lesiones preinvasoras puede erradicar la infección por completo y prevenir el desarrollo de cáncer. La infección por VPH es la principal causa de cáncer de cuello uterino, y la vacunación se considera la mejor protección contra sus efectos.
¿El VPH se contagia por usar e mismo jabón de baño o tomar del mismo vaso?
El virus del papiloma humano (VPH) no se contagia por compartir jabón de baño o tomar del mismo vaso. El VPH se transmite principalmente a través del contacto directo con las lesiones, ya que es muy inestable fuera de las superficies corporales. Además, el virus no se contrae al usar inodoros, compartir cubiertos o en la pileta. Un experto señala que este mecanismo de contagio no está descrito en ninguna literatura científica.
Consejos de prevención
Para evitar el contagio tanto del virus de alto riesgo (virus 16 y virus 18) y de bajo riesgo (virus 6 y virus 11) existe una vacuna, llamada tetravalente, la cual se administra en 3 dosis (tiempo 0 y a los 2 y 6 meses de seguimiento) y está incluida en el calendario de vacunas, para niñas a partir de los 12 años de edad. Es apto también para lactantes. Sin embargo, aunque no se han encontrado resultados adversos del embarazo o sobre el feto no se recomienda su uso en embarazadas. En el caso de que se haya administrado la primera dosis de la vacuna estando en cinta, se recomienda no seguir con el tratamiento y renaudar la vacunación después del nacimiento. Lo que sí es cierto es que se está estudiando incluir también esta vacuna para varones, ya que está relacionado con el cáncer de orofaringe, por ejemplo, y aunque estos no pueden tener cáncer de cérvix, si que transmiten el VPH. Tal y como hemos señalado anteriormente, no todas las lesiones evolucionan al cáncer, contraer esta enfermedad requiere años, por eso el cribado debe iniciarse a los 25 años.¿Por qué esta edad? Porque en la mayoría de los casos el VPH se cura y es eliminado en 24 meses. Además de la vacunación, otras medidas que se pueden adoptar contra el VPH para prevenir el riesgo de infección, es quitar estas verrugas genitales, realizar exámenes sobre el cáncer de cuello uterino en mujeres (en hombres no se recomienda) o someterse a exámenes y citologías vaginales de forma periódica.
Higiene íntima
Desde Farmaciasdirect consideramos la higiene es otro punto importante en la prevención del VPH. Después de ir al baño o mantener relaciones sexuales, se debe lavar la zona íntima con agua y jabón líquido específico de ph entre 42, y 5,6 y secarla con una toalla distinta a la del resto del cuerpo. Con respecto a la ropa interior, ha de ser de algodón y estar lavada con jabones no abrasivos. Durante la menstruación, el cambio de ropa interior debe ser cada 4 o 6 horas. En el caso de depilación en la zona íntima, ya sea con cera, cuchilla o láser, es conveniente esperar 2 o 3 días para mantener relaciones sexuales, ya que se produce una agresión a la piel y está más debilitada. Pero lo más importante es que, ante cualquier síntoma, por leve que sea, acudir a un especialista para que sea el que realice una evaluación y quien determine el tratamiento a seguir para combatir esta infección.