Terrores nocturnos en bebes y niños: causas, síntomas y tratamiento

Terrores nocturnos: a qué se deben, síntomas y tratamiento

Sabemos que el descanso es esencial para poder tener un buen desarrollo tanto físico como psíquico en niños. Pero los más pequeños a veces se enfrentan a episodios conocidos como terrores nocturnos, que son despertares bruscos y llantos desconsolados en medio de la noche, que aparecen sin saber qué hacer o cómo reaccionar. En este post te ayudamos a entender estos episodios, sus causas y cómo podemos gestionarlos desde un enfoque natural, seguro y efectivo.

¿Qué son los terrores nocturnos?

Son trastornos del sueño que aparecen en forma de episodios de miedo intenso que suelen ocurrir durante las fases más profundas del sueño no-REM. Generalmente, durante las primeras horas de la noche.

Normalmente, aparecen entre los 2 y 7 años de edad. Y, aunque los terrores nocturnos en bebés son menos frecuentes que en niños, pueden presentarse desde los 18 meses o antes.

Síntomas de terrores nocturnos

Sus características principales son:

  • Despertares súbitos acompañados de llanto, gritos o miedo intenso.
  • Sudoración, taquicardia, mirada perdida.
  • No hay respuesta al consuelo y, a menudo, no recuerda nada al día siguiente.

Pesadilla y terror nocturno, ¿en qué se diferencian?

Pesadilla y terror nocturno son dos trastornos del sueño distintos, aunque ambos pueden causar miedo y angustia. Su diferencia principal está en la fase del sueño en la que ocurren.

  • Pesadillas: Se producen durante la fase REM del sueño, generalmente en el último tercio de la noche.
  • Terrores nocturnos: Ocurren en la fase de sueño profundo (no REM), habitualmente en el primer tercio de la noche.

¿A qué se deben los terrores nocturnos?

Pues realmente las causas del terror nocturno no están claras del todo, aunque sí hay factores comunes, como son la falta de sueño o tener un sueño irregular, nerviosismo, estrés o ansiedad, cambios en la rutina, como, por ejemplo, el momento en que empiezan la guardería o una mudanza, episodios febriles o una enfermedad, e incluso la predisposición genética.

¿Cómo debemos actuar ante un episodio?

Es importante que no despertemos al niño. Aunque pueda parecer angustiante, es peor interrumpir el episodio de forma brusca y repentina. Por lo que debemos:

  • Mantener la calma
  • Asegurarnos de que el niño está en una zona segura, sin objetos alrededor que puedan causarle daño.
  • Esperar paciente hasta que se le pase, que suele ser entre 5 y 15 minutos.
  • Al día siguiente, actuar de forma normal, intentando evitar el episodio ocurrido.

Tratamiento para los terrores nocturnos

¿Cómo podemos mejorar o ayudar a su descanso? En muchos casos, los terrores nocturnos en niños y bebés desaparecen con el tiempo. Pero aun así, podemos ayudar a mejorar la calidad del sueño y reducir la ansiedad con hábitos saludables y algunos complementos alimenticios:

  • Sedivitax Pediátrico de Aboca: Está formulado especialmente para niños, combina extractos de melisa, pasiflora y manzanilla. Ayuda a promover el sueño y que sea un sueño reparador, disminuir el nerviosismo o la agitación justo antes de dormir y mejorar la calidad del sueño, pero sin generar dependencia. Este suplemento se aconseja, por ejemplo, para niños inquietos, que sean más sensibles a los cambios o que experimenten terrores nocturnos frecuentes.
  • Sedivitax Cápsulas de Aboca: Estas cápsulas, que pueden tomarlas tanto adolescentes como adultos, actúan de forma natural sobre el sistema nervioso, ayudando a combatir el insomnio ocasional o el estrés prolongado, ayudan a un descanso más profundo o disminuyen la ansiedad que se acumula durante el día.

También pueden utilizarlo padres cuyo sueño se vea afectado por el mal descanso de los pequeños.

Otras recomendaciones:

  • Mantener horarios de sueño regulares.
  • Evitar pantallas al menos 1 hora antes de dormir.
  • Incorporar rutinas relajantes como baños tibios, cuentos o música suave.
  • Cenar ligero y al menos 2 horas antes de acostarse.

Los terrores nocturnos en bebés y niños pueden ser angustiosos, pero son parte del desarrollo normal del sueño. Con paciencia, cariño y apoyo de suplementos, es posible reducir la frecuencia e intensidad de estos episodios.

Si necesitas más consejo o un tratamiento más farmacológico, no dudes en consultarlo previamente con su pediatra.

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Miriam Arenas
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